Pantallero
Por Venezuela Real - 31 de Agosto, 2008, 13:23, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Gustavo Linares Benzo
El Universal 31 de agosto de 2008 La megalomanía bolivariana se muestra esplendorosa de cara a las elecciones regionales Al presidente Chávez le iría mucho mejor si no fuera tan pantallero. La soberbia oficial llegó a su paroxismo con la nueva efemérides de las firmas presidenciales: "198° de la Independencia, 149° de la Federación y 10º de la Revolución Bolivariana". La ridiculez es tanta que sólo los decretos del Presidente han incorporado esta nueva efemérides: ni la Asamblea, ¡ni siquiera Russián!, se han atrevido a incorporarla al poner fecha a sus actos. Comparar la llegada de Chávez al poder con la Independencia (con la Federación importa menos, fue una torta histórica) es de tal engreimiento que con mucha más razón el presidente Caldera hubiera podido en 1969 colocar algo así como "10º de la democracia", con mucha más razón y mérito (mérito de la democracia frente a la revolución bolivariana, claro). Tan narcisista es el proceso que en un reciente "Aló Presidente" Chávez tuvo que recordarle al país que "yo soy humano", como si no se le viera todo el tiempo: quien cree ser más es él mismo. Como efecto de este vicio tan infantil, lo que fue un triunfo deportivo espec- tacular, llevar 119 atletas a las Olimpíadas, se convirtió en una comiquita nacional. Afiches en todos los postes, campañas mediáticas sólo comparables a la exageración de la Vinotinto, promesas y proyecciones nos hicieron creer a todos que llegar con menos de cien medallas era un fracaso. Ciertamente nuestra actuación fue inferior a lo esperado, pero el fracaso del soberbio siempre es ridículo. Más ridícula aún la reacción inmadura y chauvinista del Presidente y su claque ante las correspondientes críticas, como si el deporte fuera sagrado y nuestros atletas un olimpo. Pronto no se podrá hablar mal del Magallanes. La megalomanía bolivariana se muestra esplendorosa de cara a las elecciones regionales. Perder una gobernación equivale a la derrota en una batalla de la Independencia, en una alcaldía se juega el destino del Presidente. Nunca uno de ellos había visto tan apocalípticamente el proceso electoral (recordemos al presidente Pérez acudiendo a las tomas de posesión de todos los gobernadores, tirios y troyanos). De allí que cada triunfo de la oposición (que a medida que pasa el tiempo y el Central anuncia la inflación mensual serán más) se multiplicará por diez gracias a la imagen de Chávez de sí mismo. Estos afanes de grandeza contrastan con las realidades también en el campo internacional. El presidente Correa le saca a su panita millonario apoyo y real, mientras que negocia con los norteamericanos su TLC y deja a los empresarios de Guayaquil y Quito producir y ganar. Putin y el impronunciable de Belarús están a punto de vendernos chinas a precio de misiles atómicos, a cambio de retórica revolucionaria que sea música en los oídos presidenciales. Se ve que esta pantallería, que viene de lejos, no ha caído lo suficientemente mal en el electorado, al igual que la devoción por Fidel y su ínsula o las llamadas al ascetismo socialista, vista la popularidad del Presidente. Pero nadie se equivoque: sólo se toleran a cambio del billete socialista, que ha puesto precio a ser chavista (antes de las misiones era más genuino). Como el billete se acaba, a pesar del precio del barril, el marxismo-narcisismo del proceso comienza a molestar: basta ver los resultados electorales de diciembre y los que vienen. |
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