Comprar consciencias
Por Venezuela Real - 11 de Septiembre, 2008, 11:41, Categoría: Corrupción
Axel Capriles M.
El Universal 11 de septiembre de 2008 La compra de consciencias conduce al deterioro psíquico de quien recibe el bien La cara más perversa de la revolución bolivariana es la degradación moral que ha estimulado en el pueblo venezolano. Una autoproclamada revolución de la dignidad, de la inclusión y de la heroicidad, que obliga a su pueblo a arrastrarse por pequeñas dádivas materiales. Nos han convertido en una sociedad gimiente y suplicante que siempre espera regalos del Estado. Una de las prácticas electorales del PSUV en Petare y otras zonas populosas de la capital es ofrecer neveras y lavadoras. Hay que asistir a los consejos comunales manejados desde la Presidencia de la República y poner el nombre, la firma y el número de la cédula de identidad en una lista de PSUV para que los caritativos candidatos del chavismo incluyan a la persona en un sorteo de línea blanca o le den bonos con los que pueden reclamar dichos artículos en algunas tiendas organizadas para tal efecto. Más allá de la corrupción administrativa implícita en la obtención de fondos monetarios para tal tipo de campaña electoral, lo más indignante es la manera de denigrar de un pueblo que ha sido hundido en los niveles más bajos de carencia para que luego una limosna produzca gratitud y filiación política. Otra de las prácticas es la manipulación de la esperanza, el registro en una lista para la obtención de la tan anhelada casita con la advertencia de que la lista será activada sólo cuando gane el candidato del gobierno. La compra de consciencias conduce al deterioro psíquico de quien recibe el bien. En primer lugar, como lo ha demostrado el uso de los favores en la mafia italiana, la dádiva crea la obligación de reciprocidad, la necesidad de retribuir el don. Además, quien recibe un don sin tener la capacidad para retribuirlo se convierte automáticamente en inferior a quien lo da y disminuye en su autoestima y honor. Como señala Marcel Mauss, los regalos tienen un veneno. Son peligrosos. Nos ponen en posición de dependencia, nos hacen esclavos. |
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