Reflejos de gorila
Por Venezuela Real - 21 de Septiembre, 2008, 14:03, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
MILAGROS SOCORRO
El Nacional 21 de septiembre de 2008 Si ese es el tratamiento que se tributa al director para América de Human Right Watch, ONG internacional con presencia en más de 70 países, cuyas andanzas son difundidas por miles de medios de comunicación en el planeta, qué puede quedar para cualquier venezolano, anónimo o no, que se atreva a señalar los atropellos a las libertades y a los derechos humanos en la década de hegemonía de Hugo Chávez, que el informe de José Miguel Vivanco ha constatado en detalle. Esa es la pregunta que va a emerger en la mente de cualquier habitante del mundo que se entere de que el Gobierno de Chávez ha botado del país a Vivanco, sin detenerse a hacer un mínimo examen del contenido de su informe. El talante del Gobierno se puso en escena con la patética intervención del diputado Saúl Ortega, quien se dedicó a insultar al directivo de HRW sin contrariar ni en un ápice sus planteamientos referidos a violaciones muy graves a la Constitución y al Estado de Derecho. Como si las realidades a las que alude el documento apuntaran a los rústicos modales de los actuales gobernantes de Venezuela, su dicción que con tanta nitidez evoca la pronunciación carcelaria, su calamitoso léxico o su sumisa aceptación de las camisas rojas como prenda de entrega cómplice y armisticio del buen gusto. Todas éstas, manifestaciones de que algo grave ocurre en el funcionariado, de que su nivel educativo y moral está seriamente comprometido, pero no serán causal de un desastre histórico. Podemos vivir con la debacle del honor y del decoro de buena parte de quienes nos gobiernan, pero más difícil será revertir el profundo daño que han hecho con, pongamos, la concentración de todos los poderes en manos del Ejecutivo y la consecuente reducción del sistema judicial a apéndice del aquél, que son algunas de las deformaciones descritas en el informe de 266 páginas, titulado Intolerancia política y oportunidades perdidas para el progreso de los derechos humanos en Venezuela. En vez de rebatir los señalamientos de Human Right Watch o, por lo menos, admitir algunos errores y ofrecer la disposición a enmendar los abusos consignados por la ONG, Chávez responde a los reflejos de un gorila: no dialoga, no revisa su conducta, no atiende a razones. Ruge. Se golpea el pecho y agita la floresta con su furioso bamboleo. Expulsa a Vivanco, con lo que confirma sus procedimientos autoritarios. Y, mientras, las acusaciones de restricción a las libertades y otras escandalosas limitaciones siguen allí, escritas y palpitantes, sin que el Gobierno les salga al paso, como es su deber y como terminará haciéndolo por una dinámica de la contemporaneidad a la que ni Chávez ni sus cómplices podrán escapar. Esta terca –y ciega– determinación a no dar cuenta de los actos, a contestar con gritos y destemplanzas a todo aquel que se les plante delante para reclamarles sus fallas, e incluso sus crímenes, es la marca de Chávez y su entorno. Roban, exhiben sus riquezas mal habidas (con la familia del Presidente a la cabeza de esta ávida comparsa); se airean en un tribunal extranjero los perversos pormenores de los cinco millones de dólares (los 800 resultaron la fracción de una suma superior) extraídos de Venezuela y arrebatados a las necesidades de los venezolanos para ser regalados a Kristina Kirchner para el financiamiento de su campaña; los niños y jóvenes de Venezuela regresan a clases para encontrarse una infraestructura educativa terriblemente deteriorada, con una escasez de docentes que prolongará la exoneración de materias (hay bachilleres que han obtenido este título sin haber estudiado determinadas asignaturas por carencia de profesores que las impartan); la inflación y el hampa siguen cebándose contra los ciudadanos. Y el gorila muestra las encías y manda cinco millones de dólares para la celebración del Día del Comunismo, o algo así, que se celebrará en París. El país que se lo cale. Vivanco debe estar íntimamente muy satisfecho con su expulsión. Su trabajo consiste, precisamente, en rejonear a los gorilas para que miren al cielo y estremezcan la selva con sus bramidos, que se revelen, que se quiten la máscara. Ha conseguido una respuesta (quizá, la que esperaba, puesto que los antecedentes del candidato, bien anotados en el informe, permitían prever el desenlace). Y los venezolanos, ¿cuándo conseguiremos las respuestas que esperamos? |
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