¡Un busto para Antonini!
Por Venezuela Real - 2 de Octubre, 2008, 11:03, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Orlando Viera-Blanco
El Universal 02 de octubre de 2008 Este Gobierno ha acabado con gran parte de nuestras reservas morales y afectuosas La decadencia ha traspasado todos los pronósticos. Aunque no es difícil sentenciar que el Gobierno del presidente Hugo Chávez ha sido el período más rojo que ha tenido nuestra historia republicana en términos de violencia, inseguridad y vergonzosa discrecionalidad en el manejo de los fondos públicos, no alcanza uno a medir hasta dónde será capaz de llegar, este bacanal. Los modos, las cifras y la desfachatez -resumidos en los relatos del maletín- dan cuenta no sólo de un hombre y de un proyecto político colmado de latrocinios y falsedades. También dan cuenta de una preocupante degeneración que da paso a una trepidante reflexión: ¿No es la aberración de la revolución bolivariana rapazmente proporcional a nuestra inmoral inmovilización? Muchos nos comentan que se sienten atrapados en un cerco perverso. Por un lado no hay escándalo que sacuda los cimientos del establishment revolucionario. En otro sentido, no hay capacidad de representación en la oposición, a quienes consideran marionetas del mismo teatro. En el medio yace una población mayoritaria, frustrada y silente (los no alineados o ni-nis), cuya vergüenza aumenta a reventar, neutralizada por un estado de impotencia insaciable, donde la única solución aparente, es callar. Alguien me comentó: "¡Orlando Dios está de vacaciones, jugando dominó, y se le trancó la cochina!" Esa piedra, es Venezuela. Ante este estado de tensa quietud y desplome, no hay salidas cartesianas. Los eventos siguen su ritmo, y no tienen techo. Desafortunadamente la variable corrupción, no es un factor detonante. Este es el terrible y peor legado que está dejando esta revolución: un cuadro de peligrosa inmunidad hacia el desparpajo, el fraude y el abuso. No hay autoridad política, jurídica o militar que le ponga freno a la impunidad. Pero tampoco disposición colectiva de hacerlo. La regla es el despotismo y la excepción la institucionalidad. Y no hay excepciones. Miles de millones de dólares han salido en maletines de las "bodegas" de Pdvsa o el BCV. Cientos de manos han saqueado el erario público a placer. Y para colmo, cantidades inconmensurables se han destinado a compra de armas u otras futilidades como globos aerostáticos, satélites, gallineros y demás cachivaches endógenos, que ya reposan en la ociosidad o en la basura. Este Gobierno no sólo nos ha hecho perder la capacidad de asombro, sino que ha acabado con gran parte de nuestras reservas morales y afectuosas. Y un país por más noble que sea, no resiste tanto asalto y piratería& esa mismo pillaje ahora representado por una plaza para Marulanda, y muy pronto, en medio de sus repliegues tácticos -no le sorprenda- en una estatua, gorda y flamante, para ese por ahora mal llamado desgraciado y traidor gordo, Guido Antonini Wilson. ¡Cuánto más aguantaremos! |
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