Auge delictivo - A balazos en Barinas

Por Venezuela Real - 5 de Octubre, 2008, 20:07, Categoría: Seguridad/Inseguridad

Oscar Medina
El Universal
05 de octubre de 2008

Más de 380 asesinatos se han producido en ese estado llanero en lo que va de año. Secuestros, extorsión, sicariato y homicidios son las plagas que azotan a la región aunque la policía esté en la calle.
A una mafia vinculada con el sindicato de la construcción y con conexiones en el poder político se atribuye buena parte de la cuota semanal de muertos. El 1 de octubre, en plena urbanización Alto Barinas y muy cerca de donde suele haber un puesto de control policial, el auto en el que viajaban Dixon Montilla y Daniel Lobo fue atacado a tiros. La suerte, sin embargo, les favoreció y no entraron a la estadística del mes.

Es una tradición macabra: las páginas de sucesos de los diarios barineses suelen incluir crudas fotos de los muertos del día. Si el fotógrafo llega a tiempo, ahí estará la imagen del hombre con el orificio de entrada de bala. Si no, la última instantánea será en la camilla antes de ingresar a la morgue: un primer plano perturbador.

En lo que va de año ha habido trabajo de sobra: 378 homicidios registra el estado Barinas hasta el 30 de septiembre, frente a 317 ocurridos durante 2007.

Sólo en septiembre mataron a 41 personas: una menos que en agosto. El mes de menor incidencia resulta ser -de momento- abril, con 34. Y los de mayor, enero y junio cada uno con 53.

Las cifras, claro, son extraoficiales: una sumatoria de los casos reseñados por periodistas locales (La Prensa de Barinas) a la que hay que hacer otra precisión: de los 378 asesinatos del año en curso, 18 sucedieron en el Internado Judicial de Barinas. Y la de 2007 incluye 23 víctimas dentro del mismo recinto carcelario.

La estadística oficial forma parte de los misterios del llano. Pero los muertos no se pueden ocultar y los políticos, analistas y opinadores que tratan el tema de la inseguridad manejan estimados muy cercanos a los números que dan los periódicos. Agentes policiales calculan, desde el anonimato, más de 300 personas asesinadas y otros, del Cicpc, apuntan que serían 400: "Cuando los matan cerca de Táchira, por ejemplo, los casos pasan a esa jurisdicción, no se toman por Barinas".

El Observatorio Venezolano de Violencia situó la tasa de homicidios de Barinas el año pasado en 46 por cada 100 mil habitantes. En 1999 era de 9 por cada 100 mil.

En todo caso, el contador se activa a diario. Los primeros tres días de octubre aportaron su cuota: 4 homicidios más para la cuenta. El registro, para una población aproximada de 600 mil habitantes, luce elevado.

La inseguridad y las elecciones del 23 de noviembre son los temas que parecen captar la atención de los barineses. Y sobre el primero, es mucho lo que entra en consideración: secuestros, extorsión, sicariato y homicidios plenan la agenda y las preocupaciones locales.

Hasta septiembre se contaban 19 secuestros denunciados. Y ocho de ellos sucedieron, justamente, el mes pasado cuando se produjo el terrible desenlace del plagio de Juan Martín, comerciante de origen español: su cuerpo apareció mutilado y quemado después de que se pagaran 300 mil bolívares fuertes por su rescate.

Pero es la extorsión -y su consecuente cadena de asesinatos- el azote más singular: no hay constructor o actividad ligada al sector que escape a los largos e impunes tentáculos de una mafia extorsionadora -que arregla sus diferencias a balazos- vinculada al sindicato local de la construcción y hasta a figuras de la política regional.

El asunto es de no creer: en agosto la Guardia Nacional y la policía del estado tuvieron que empezar a custodiar las obras impulsadas por el Gobierno en la ciudad de Barinas para defender a los contratistas y a los camioneros (volqueteros) de los extorsionadores. Y hay ejemplos, como Vialpa Mall, un gran centro comercial en la zona de Alto Barinas -en la capital- cuyos promotores prefirieron congelar el proyecto antes que seguir siendo víctimas de esta banda.

Vacuna sangrienta "Si no informo, desinformo", esgrime el comandante de la policía del estado Barinas, coronel (GN) José Ramón Rivas Rojas, para explicar su política de puertas abiertas a la prensa. Este uniformado ocupa el despacho desde hace nueve meses y hoy, al cierre de septiembre, muestra orgulloso los resultados preliminares de la ejecución del Plan Barinas Segura.

Según Rivas Rojas toda esta alharaca con la inseguridad tiene que ver con agendas mediáticas: "El número de homicidios no se ha elevado. Hay 32 en lo que va de mes, pero sólo 4 casos corresponden a personas que no estuvieron involucradas en ajustes de cuentas entre bandas o en enfrentamientos con la policía".

El análisis del comandante le permite concluir que dentro de la compleja evolución del crimen (aumento de la población, aumento del consumo, crecimiento económico, pérdida de valores morales en el seno familiar, consumo de drogas, y precarias condiciones en los barrios más pobres), en el caso de Barinas la mayoría de los homicidios se producen por las luchas intestinas entre bandas de delincuentes y por antisociales dados de baja en encuentros con agentes de la ley.

El número de asesinatos a manos del hampa, apenas ocupa el quinto lugar del ranking de motivos. Y la estadística del primer mes de aplicación del plan en la ciudad le resulta alentadora: comparado con agosto, los homicidios en septiembre habrían bajado de 25 a 16; los robos de 37 a 32; el robo de automóviles de 41 a 24, aunque el secuestro tuvo un aumento al pasar de 2 a 5 casos.

"El problema es que están incorporando a la cifra de homicidios los enfrentamientos entre bandas", insiste el comandante. Y cita un ejemplo de lo que no debería contabilizarse: "Aquí opera una banda en el sector de la construcción. Hay mucho dinero, mucha ejecución de obras y hay una organización pseudosindical que practica la extorsión. Hoy hubo dos heridos de bala que venían de extorsionar a unas personas...".

Rivas Rojas reconoce que sabe lo que muchos aquí saben: los nombres de quienes supuestamente mueven los hilos de esa organización: "Pero es que las personas no están denunciando la extorsión y así me lo ponen más difícil para investigar. No hay denuncias, sólo opiniones".

Esta actividad, que incluye el cobro de vacunas, es la que explica los numerosos incidentes de sangre entre miembros de bandas. Es lo que asegura Rivas Rojas: que no son los narcotraficantes quienes se pelean por territorios, que aquí ese negocio no es de envergadura suficiente: "Ha sido más bien producto del dinero de la extorsión".

Todos en riesgo Jesús González Cazorla tiene una visión diferente. Este teniente coronel retirado de la GN fue ex comandante de la guarnición militar de Barinas y jefe del Comando Unificado Policial entre 1989 y 1991. Se le tiene como el especialista local en materia de seguridad: "En 1990 sólo hubo un crimen violento en el estado. Eso da una idea de la paz que se vivía aquí". Aquellos tiempos idos.

Su lista de factores que llevaron al desarrollo de la criminalidad incluye: el crecimiento económico de la ciudad ("hay muchos boliburgueses invirtiendo"), el aumento del tráfico de drogas acompañado de la guerrilla colombiana con su célebre know how en extorsión y secuestro; y las bandas de estados vecinos que han tomado a Barinas como aliviadero. Frente a eso: "Cuerpos de seguridad ineficientes, mal dotados, sin equipos y cómplices. Y alcaldes identificados con las FARC. Tenemos todos los delitos de las zonas fronterizas: asesinatos relacionados con narcotráfico, secuestro, extorsión y robo de vehículos. La incidencia de robos en casas y asaltos es mínima".

Otra opinión tiene el candidato opositor a la gobernación Rafael Simón Jiménez (fueron infructuosos los intentos por contactar al secretario de estado Argenis Chávez y al alcalde Julio César Reyes), quien afinca en su campaña la promoción de su Plan 100% Seguridad: "Tenemos un promedio de 2 a 3 muertos diarios, con picos de hasta 5. Hay un promedio de 10 carros robados al día. El suroeste del estado está absolutamente tomado por todas las expresiones de la guerrilla. Y se calcula que 1 de cada 3 barineses ha sido visitado por el hampa en sus hogares" .

Edgar Reyes, presidente de la Cámara de Comercio de Barinas, identifica los demonios: "Claro que ha aumentado el delito. El sicariato, el secuestro, el robo. Pero lo puntual en este momento es el secuestro. Tenemos que hacer una cruzada contra la inseguridad para unir a los cuerpos de seguridad con la sociedad civil". La cámara, de hecho, publicó un comunicado el 28 de septiembre llamando a la reflexión a las autoridades. Y una de sus solicitudes revela el estado de las cosas: piden que se reforme el Código Orgánico Procesal Penal. Lo ven como algo tan fundamental que planifican -dentro de un mes- un paro cívico de 24 horas para reforzar esa petición.

Entre los ganaderos la situación es de temor: "Muchos no van a sus fincas. O por lo menos ya ni se quedan a dormir en ellas. Y me incluyo", se lamenta Manuel Cipriano Heredia, vicepresidente de Fedenaga: "El año pasado tuvimos en Barinas 31 secuestros. Ya tenemos 19, aunque no sé si entre ayer y hoy hubo otros. Pero no es un problema sólo de los ganaderos. En años anteriores más de 90% de víctimas de los secuestros eran del sector. Hoy bajó a 20%. Esto afecta a todos. Y la prevención no está resultando efectiva".

La ciudad de Barinas luce tomada por policías y guardias. Pero la sensación que se percibe entre la gente es doblemente angustiante: por el riesgo real que existe. Y porque más de uno, desde taxistas hasta profesionales, parecen estar viendo con alguna simpatía la ilusión de orden de la venenosa receta paramilitar.






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