VAMOS A DALE
Por Venezuela Real - 7 de Octubre, 2008, 11:05, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Elizabeth Fuentes
TalCual 07 de octubre de 2008 Contentísima ando con eso de que el alcalde Bernal puso 50 camaritas de seguridad en algunas zonas de Caracas para cachar a los malandros en el momento justo en que cometan una fechoría. Que si por ahí en la esquina de Sociedad la Banda Malandra asalta a un conductor para quitarle el vehículo o en la avenida Baralt un malhechor le mete cuatro tiros a un ciudadano que sale de un banco o por allá en San Agustín matan a un taxista para robarle las ganancias, pues todo quedará perfectamente documentado, igualito a aquel video que pasaron en Globovisión sobre los asaltos que ocurrían a diario en la autopista Francisco Fajardo. Pero esta vez las imágenes serán exclusividad de las autoridades competentes, tipo alcalde Bernal, quien nos ha dicho que confía en la prudencia de los delincuentes –o el miedo escenico o la vergüenza de que los vean en eso–, la cual obligará a los criminales a bajar la guardia porque les pone muy nerviosos saber que los están filmando. Algo así como los globos aerostáticos de Barreto, otro insigne combatiente de la delincuencia desde lejitos, pero más eficientes porque las camaritas de Bernal poseen el valor agregado de que están un pelo más cerca de la escena del crimen. Todo un alivio. Y aunque no le quisiera aguar la alegría a los caraqueños, no dejo de preguntarme por qué una idea tan fantástica no se democratiza y se hace más participativa, colectiva, comunal y hasta socialista incluso, de manera tal que lográramos filmar la película completica, una suerte de cinema verite que inmortalice a todos los ladrones con las manos en la masa. Repito: a todos toditos. Lo que sugiero, distinguido alcalde Bernal, es que usted debería adquirir más camaritas y poner algunas, por ejemplo, en Pdvsa. ¿Se imagina? Mientras por un monitor ve la escena de un malandro secuestrando a un muchachito, en la pantalla contigua podría aparecer uno de los asistentes de El Largo contando los cinco millones de dólares en efectivo que le acaban de dar y tiene que llevar urgente y encaletado a Maiquetía. O mientras en un monitor aparecen dos bandas ajustando cuentas en el barrio La Bombilla y una muchachita cae entre las balas, en el otro sale relajadísimo Jorge Rodríguez, entonces presidente del Consejo Nacional Electoral, dándose un masaje en el Spa del hotel cinco estrellas de Miami que le pagó Smarmatic, la empresa con la que casualmente contrató miles de millones de dólares ese año. Que si una camarita filma un asalto a un banco en Caricuao, otras instaladas en el BCV o en Fondem o en Bandes, nos muestren a un edecán sacando millones de dolares chin chin para enviarlos a Bolivia o Cuba o Nicaragua o a alguna cuenta en Suiza, que para el caso es lo mismo. Convendría también que el alcalde Bernal ubicara una que otra en Fuerte Tiuna sólo para inspeccionar cuántos Gordos atravesados hay en las compras de armas a Rusia o comprobar si los nuevos "Duranes y Kauffmans" que conforman la mafia que intermedia la adquisición de equipos antimotines o chalecos antibalas, serán tan bolsas como para dejarse grabar todas sus vagabunderías o fotografiarse con sus Ferrari frente a las gobernaciones con las que hacen sus marramucias. Que si el alcalde Bernal está de acuerdo con mi propuesta, pues se me ocurre que el esfuerzo inicial se debería enfocar en el Ministerio de Finanzas porque nunca sabremos las maravillas que nos perdimos desde que Nelson Merentes se hizo responsable por los tres mil millones desaparecidos del FIEM, ni veremos jamás el video de cuando Tobías Nóbrega hacía nosequecosa con las notas estructuradas o compraba un edificio a locha y lo vendía luego en millones. Lo mejor de todo es que el autor intelectual de semejante desaguisado está requetegrabado, sobrefilmado, hiperexpuesto. Lo tenemos aterrizando y despegando en su lujosísimo avión adquirido con dinero de otros, manejando un Mercedes en Irak, con un gorro de visón en Rusia, alojado en la mejor suite del Hotel Raphael de París o en la habitación favorita de Fidel en el Grand Hotel de Roma. Está grabado dándole dinero que no es suyo a Daniel Ortega, regalándole un helicóptero que no es suyo a Evo Morales, aportando dólares que no son suyos para la candidatura de los Kirchner, o comprando simpatías, almas y votos en forma de cachuchas o lavadoras, regalando plata que nunca trabajó. Lástima que Román Chalbaud, tan buen cineasta que fue criticando a la democracia con los dineros que la democracia le daba para ello, haya claudicado frente a sí mismo o ande tan cómodamente enchinchorrado que no se percata de cuántas buenas películas le están pasando por la nariz y ni se entera. Pero cualquier cineasta de aquellos tirapiedras de los ochenta, casi todos muy bien remunerados hoy día por su vergonzoso silencio, haría tremendo éxito de taquilla editando todo ese material. Y como entre ladrones andamos, hasta el título se lo puede medio fusilar: La Revolución sí será transmitida, como aquella que también pagaron con billetes ajenos. PD: Por cierto, Bernal, ¿no podría colocar una camarita en el despacho del Contralor General, sólo para saber qué es lo que hace ese señor todo el santo día...? |
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