Lobby contra la violencia armada

Por Venezuela Real - 9 de Octubre, 2008, 12:42, Categoría: Seguridad/Inseguridad

DAVID GONZÁLEZ
El Nacional
09 de octubre de 2008

Sociedad civil del mundo presiona a la Organización de Naciones Unidas
El venezolano César Marín coordina una campaña para la firma de un acuerdo mundial de control de armamento y municiones

César Marín sólo disparó balines en su infancia con un rifle de juguete que pertenecía a un primo. Cuando era pequeño también vio películas como Rambo y Duro de ma tar, en las cuales Silvestre Stallone y Bruce Willis eran unos segundones comparados con las balas, las verdaderas protagonistas. Echa una mirada hacia atrás, a los 32 años de edad, y concluye que la realidad es más dura que el guión de un filme de acción.
 
No sólo porque dos veces estuvo entre los pasajeros robados, a punta de pistola, en autobuses caraqueños. Aún tiene presente la historia de Richard Quintana, un amigo de la época del liceo, a quien, sin motivo aparente, mataron a tiros en una parada de transporte de El Silencio, después de un juego de los Tiburones de La Guaira. La recuerda cuando se le pregunta si ha tenido una experiencia sobre la violencia armada en Venezuela, a lo que responde, antes, con otra pregunta: "¿Y quién no?".
 
Marín es uno de los tres coordinadores mundiales de la campaña Armas bajo Control. Entre los propósitos centrales de la iniciativa está lograr la firma de un tratado internacional de comercio que disminuya las transferencias de armamento a manos equivocadas. El activista suele llevar consigo un folleto de la organización a la que pertenece: la Red de Acción Internacional sobre Armas Pequeñas y Ligeras (Iansa, por sus siglas en inglés). La portada tiene un dato que resume el problema: 1.000 personas mueren cada día por la acción de pistolas, revólveres, rifles, fusiles y equipos semejantes. "Es urgente tomar medidas para revertir la situación. Mientras tú y yo hablamos pasan muchas cosas afuera".
 
América Latina –donde sólo en Colombia hay un conflicto abierto– es la región del mundo con el promedio más alto de muertes por armas de fuego, principalmente como consecuencia de la violencia criminal y el delito organizado. "La tasa mundial es de 25 homicidios por cada 100.000 habitantes. Más de la mitad de los fallecidos son latinoamericanos", calcula Marín.
 
No hay que perder de vista el problema de Venezuela: con balas mataron a 90% de los 100.000 caídos por asesinatos en la última década. "Uno no encuentra sino motivos para hacerle frente a este tipo de situaciones. No quiero que se olviden de Richard, ni de las muchísimas víctimas. Los familiares y amigos no entendemos cómo tener un arma y dispararla es más fácil que conseguir una licencia para conducir".
 
Cabildeo.

Marín nació en Upata (Bolívar), vivió en El Tigre (Anzoátegui) y está residenciado en Caracas aunque es, en el fondo, un ciudadano global: la organización donde trabaja tiene sede en Londres, y viajar es parte central de su agenda. Ha estado durante toda la semana en Ciudad de México, donde los ministros de la Organización de Estados Americanos se reunieron para avanzar en la cooperación para hacer frente a la crisis de seguridad pública.
 
El venezolano acudió allí como representante de la sociedad civil y para hacer lobby con la convicción de quien tiene una causa: reunirse con los funcionarios, a veces en encuentros fugaces, en los pasillos. "Aquí conversamos con ministros o encargados del área y reafirmamos que el problema de las armas acentúa el impacto de los grupos criminales". José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, presentó un informe en el cual dijo que 100.000 vidas se perdieron el año pasado por la violencia en el continente.
 
La campaña Armas bajo Control también es apoyada por Amnistía Internacional y Oxfam. La presión logró posicionar el tema en la Organización de Naciones Unidas. La institución hizo una primera consulta en la que preguntó a los estados sobre la pertinencia y viabilidad del tratado propuesto por los grupos no gubernamentales.
 
El mes pasado se reunió un grupo de expertos para preparar un informe que dejó las puertas abiertas al proyecto del pacto: "Queremos que sea apoyado por el mayor número de Estados para que quede claro que el interés de las naciones, como el de los pueblos, es que el comercio de armas por fin tenga una reglamentación mundial". Marín viajará este mes a Nueva York donde proseguirá el cabildeo a favor del pacto en la ONU. En foros de esa escala también promueve movilizaciones y seminarios paralelos a los que, por ejemplo, invitan a sobrevivientes que aportan testimonios.
 
La mayoría de las armas y municiones que pasan al mercado ilegal fueron fabricadas legalmente. Los vacíos existentes entre los eslabones de la comercialización propician los desvíos, de acuerdo con los análisis de los activistas de derechos humanos.
 
"Pensamos que los países por sí solos no pueden afrontar el problema. Consideramos que debe haber un cambio de paradigma de los estados nacionales que deben privilegiar la seguridad de la gente, que hasta ahora ha sido opacada por una visión militar, de acuerdo con la cual hay que armarse para defender territorios".
 
Vacíos.

La ONU acordó hace siete años el Programa de Acción para Prevenir, Combatir y Erradicar el Comercio Ilícito de Armas Ligeras. Impone obligaciones a los estados, como establecer leyes adecuadas para prevenir el tráfico y la desviación de material, y crear agencias nacionales que coordinen a los ministerios e instituciones públicas con competencias en el tema. Aunque Iansa considera que es un avance para resolver "la epidemia de la violencia armada", no les parece suficiente. Critican, por ejemplo, que no se definan reglas y procedimientos nacionales rigurosos para evaluar la procedencia de las solicitudes de exportación.
 
El aspecto central del tratado propuesto consiste en que las autoridades analicen las peticiones de armas, basados en el previsible efecto que tendrán en violaciones de los derechos humanos, del Derecho internacional humanitario y del desarrollo. La posibilidad de vetar la transferencia incluiría a los estados de origen, tránsito y transferencia del armamento. "Claro, sería ilógico vender 50.000 pistolas a una policía regional que tiene sólo 5.000 funcionarios", ejemplifica Marín. En diferenciales como esos está la base del contrabando internacional.
 
El activista espera que no pase mucho tiempo más antes de que se puedan parar las líneas de suministro a la gente que está dispuesta a halar el gatillo.
 





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