60 años después
Por Venezuela Real - 12 de Octubre, 2008, 20:41, Categoría: Testimonios
TULIO HERNÁNDEZ
El Nacional 12 de octubre de 2008 A demás del centenario del nacimiento de varios hombres fundamentales en la construcción de la democracia en Venezuela –Rómulo Betancourt, Miguel Otero Silva, Jóvito Villalba–, en 2008 se conmemoran 60 años de la Fiesta de la Tradición, un evento cultural que se realizó entre el 17 y el 21 de febrero de 1948 en el Nuevo Circo de Caracas, como parte de los actos de toma de posesión del presidente Rómulo Gallegos. El evento, dirigido por el poeta Juan Liscano, se convirtió en todo un acontecimiento entre un público fundamentalmente caraqueño que descubría con asombro y entusiasmo la riqueza de las culturas tradicionales de un país que para entonces era predominantemente rural y, en buena medida, desconocido para sus propios habitantes. Liscano, con el apoyo de un equipo de jóvenes investigadores, había recorrido el país fotografiando y grabando con los aún aparatosos equipos técnicos de la época, la danza y la música mediante las cuales andinos, llaneros, orientales, afrovenezolanos e indígenas celebraban sus fiestas y ritos de religiosidad popular. A partir de ese trabajo riguroso, se realizó una selección de lo más representativo y acabado de esas manifestaciones y, a través de una cuidadosa puesta en escena que incluía la ubicación de tres escenarios simultáneos que aparecían y desaparecían de la vista gracias a un atrevido sistema de iluminación cenital, lo más adelantado para la época, en una hora y media exacta de espectáculo los asistentes podían disfrutar de la representación de los Diablos Danzantes de Yare, las fiestas de san Juan de la costa central, la parranda de san Pedro de Guatire, la Chichamaya de la Guajira, el joropo de Guárico y Aragua, el Tamunangue de Lara, el Chiriguare, y el Carite de Sucre y Nueva Esparta, los giros de san Benito de Mérida y los chimbangueles del Zulia. Los sectores populares del país tenían un doble motivo de celebración. Primero, porque la del presidente Gallegos no era una toma de posesión más. Era la primera vez que un presidente era electo por votación directa, secreta y universal de todos los venezolanos sin exclusión. Es decir, la primera vez que el pueblo llano se convertía en actor político, eligiendo libremente a sus gobernantes. Una conquista que cambiaba de manera decisiva el sistema político nacional. El otro motivo de celebración era específicamente cultural. La presencia en el Nuevo Circo de ese conjunto de manifestaciones tradicionales de alguna manera inauguraba una nueva idea del país que, también por primera vez, lograba su unificación al reconocerse, ya no en la leyenda bolivariana y la epopeya de la Independencia, que era el único cemento ideológico de la época, sino en las manifestaciones populares musicales y danzarias que a partir de ese momento se convertían en claves de identidad nacional. Es cierto que aquella experiencia democrática duró muy poco, que el militarismo volvió a sus andanzas con un golpe de Estado que impuso otra dictadura hasta 1958. Pero en aquel febrero el proyecto político que se venía gestando desde 1928, que maduró notablemente con los aportes que diversos intelectuales venezolanos hicieron, logró hacerse visible y tangible articulando la propuesta de una sociedad democrática, no casualmente presidida por un civil y hombre de letras, con un proyecto de modernización del país y un proyecto de reforzamiento cultural popular-nacional que, con todas sus imperfecciones, ha sobrevivido hasta hoy. Es obvio que a la élite cívico-militar que nos gobierna no le interesa que estos acontecimientos se recuerden y mucho menos que se conmemoren, pero la Fundación Cultural Chacao desde hace cinco años pone en escena, de nuevo, la Fiesta de la Tradición. No sólo a manera de homenaje a quienes la hicieron por primera vez, sino como actualización permanente de un conjunto de manifestaciones que se mantienen en sus lugares de origen con la misma vitalidad de hace 60 años. Entre el jueves 9 y el viernes 10 reflexionamos en la UCV sobre qué ha ocurrido con las manifestaciones populares en estas 6 décadas, y ayer, en la plaza Francia, un grupo de casi 200 intérpretes le recordó al país, con sus cantos y danzas, la diversidad cultural que nos define y nos permite reconocernos como una continuidad histórica. |
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