Lacayo ¿quién?
Por Venezuela Real - 13 de Octubre, 2008, 12:31, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
ILDEMARO TORRES
El Nacional 13 de octubre de 2008 Hizo bien la psicología freudiana en definir el anacronismo emocional con una palabra tan precisa como lo es "regresión", la cual se manifiesta cuando alguien revive una situación lejana en el tiempo, como si fuera actual; es el patético caso del comandante Chávez que se supone a sí mismo como Bolívar redivivo y en plena gesta independentista. Pero también padecemos esa situación, idéntica o parecida, a una escala superior. Estando aquí de moda hoy llamar lacayo del Imperio a quien se oponga a la política armamentista del teniente coronel, acabo de ver en la televisión argentina un serio análisis de lo que ha sido y es, y de cómo se perfila a futuro, la economía cubana; y si algo me impresionó fue ver a un Fidel Castro joven –el mismo que entonces venerábamos como héroe en la doble connotación romántica e histórica del término– en un rol que no era otro que precisamente el de un pedigüeño lacayo de la Unión Soviética, dando adulantes discursos apologéticos de su benefactor, abundante en abrazos a Nikita Jruschov, y en encendida exaltación oral de la soberanía de Cuba al tiempo que les ponía la isla a su disposición para instalar en ella una base de cohetes. Igual que ahora, senil y de habla dificultosa, se retrata de manos entrelazadas con Hugo Chávez, su generoso patrocinante. A propósito de los llamados "acuerdos de cooperación militar entre Rusia y Venezuela", el régimen nos dice que son tomados para propiciar un mundo multipolar, y nos plantea la diversificación de relaciones como supuesta forma de evitar dependencias unilaterales; cuando lo que realmente busca es generar una confrontación entre las dos potencias militares más fuertes, reactivando así viejas disputas por áreas de inf luencia, hecho conducente a una situación de inestabilidad regional y a grandes erogaciones por conceptos no prioritarios para los países latinoamericanos, de tradición pacifista y deseosos de consolidar una paz que tanto les ha costado lograr. Hoy es Chávez, en sus ansias de ser un segundo Fidel, el lacayo que les pide a los rusos venir a protegerlo, a desempeñar el papel de hermano mayor o padre como lo fue la Unión Soviética para Cuba y su comandante rebelde. El de aquí les retribuye la "solidaridad" a los moscovitas con cerros de petrodólares en pago de chatarra militar, simulando no darse cuenta de que ni Fidel ayer ni él hoy son tenidos por aquellos como aliados, sino como peones útiles. Es que en verdad ¿no veíamos?, o ¿nos negábamos a ver? Un Fidel con signos de decrepitud da frecuentes instrucciones al Presidente venezolano, y éste, consumido en un triste afán de figuración parece negado a entender que sin los dólares que carga sería ignorado donde quiera que fuera. Y asimismo, ¿qué pasa con nosotros?; estamos a la cabeza en el continente en corrupción oficial y en violencia, tanto del hampa desatada como gubernamental, con un caudillo que a manos llenas dilapida los bienes de la nación en la compra de presuntas lealtades y de la rastrera obediencia de quienes de conjunto han logrado degradar humana y políticamente esta parte del mundo; al punto de también preguntarnos cómo explicar que ellos hayan llegado a la Presidencia de sus respectivos países y sean desvergonzadamente dependientes de Chávez, cual lacayos del imperialismo bolivariano. Los acuerdos con Rusia confirman que somos conducidos a riesgos cada vez mayores por la irresponsabilidad, los delirios y la carencia de escrúpulos de un uniformado que jura tener jerarquía de líder mundial. |
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