Restran doce robos cada día en la Av. Principal de La Urbina

Por Venezuela Real - 27 de Octubre, 2008, 11:16, Categoría: Seguridad/Inseguridad

Laura Dávila Truelo
EL UNIVERSAL
27 de octubre de 2008

Secuestros express, robos de vehículos y asaltos azotan la urbanización
Según los residentes el flujo constante de motos y peatones rumbo a Petare hace la zona aún más vulnerable

Las siete calles cerradas que tiene La Urbina han quedado como una muestra apenas significativa del esfuerzo desesperado de los vecinos por conservar un mínimo espacio donde poder sentirse seguros de llegar a sus casas o de dejar a sus hijos jugar en la calle; aun así las puertas de los edificios son sitios frecuentes de asaltos, y en más de cuatro calles son el lugar ideal para llevarse secuestrados a los vecinos, bien para exigir rescate o para robar los carros y luego dejar al propietario abandonado en algún lugar.
 
Durante más de cuatro meses estuvo en cautiverio el director de un instituto universitario ubicado en la zona industrial. Un grupo de sujetos se lo había llevado a la salida de su trabajo, sin que la cercana presencia de la sede de la Polimiranda importunara a los plagiarios.
 
Y es que, como asegura Tomás Gibss, presidente de la asociación de vecinos, la presencia policial es escasa y ellos hacen lo que pueden para enfrentar la inseguridad que hay en la zona.
 
Explica que en el sector residen unas 50 mil personas en 190 edificios, pero la población que circula por la urbanización a diario puede ser de 70 mil, en especial porque La Urbina es un paso hacia Petare, y eso los hace aún más vulnerables.
 
Sólo en la avenida Principal cada día ocurren más de 12 asaltos a mano armada del que son víctimas o bien los vecinos o bien transeúntes que son abordados en especial por motorizados, cuyos parrilleros se encargan de ejecutar el robo, para luego perderse rumbo a Petare.
 
Ada Martínez, vecina de la urbanización, relata que en la calle 13 al menos cinco vecinos son robados cada día bien por sujetos en moto o que van a pie, pues en la calle hay un acceso al barrio Campo Rico, que es usado para salir tras cometer algún asalto en el que en ocasiones le quitan a la gente hasta las bolsas de las compras del mercado.
 
La residente dice que a la inseguridad de la zona se suma la decisión de los transportistas de las rutas que van a Petare de usar como vía las calles 4 y 13 de la urbanización. Ella relata que en muchos casos las colas frecuentes hacen que la gente opte por bajarse de los autobuses y en muchos casos jóvenes que usan esas líneas roban a los vecinos, o se los ve estudiando los edificios para reconocer a los vecinos y los carros que tienen.
 
Comercios en la mira Hace poco más de dos meses, el dueño del Frigorífico Centro Cárnico, que está en la avenida Principal, al llegar a su local se dio cuenta de que se llevaron toda la carne que había en las neveras, esto sin que los vecinos del edificio donde se encuentra el local se dieran cuenta.
 
Pero más se sorprendió la dueña de la tienda de animales Aquario Mediterráneo, al ver que, al igual que en la carnicería, en una operación nocturna se llevaron hasta las mascotas.
 
Sin incluir los locales de la zona industrial, en la urbanización hay más de 60 y cada semana al menos cinco de los que se encuentran en la avenida Principal son robados.
 
En más de cinco de ellos, incluyendo una reconocida panadería, se ve como un funcionario policial pasa allí el día custodiando para evitar que los roben. El servicio que presta el efectivo es pagado como si se tratara de un vigilante privado.
 
Gibss explica que hace ocho años atrás la relación con la Policía de Sucre era fluida, al punto que la Alcaldía les asignó unas radios para comunicarse con la Policía. Hoy en nada ayuda que haya una sede de Polimiranda en la calle 8, porque, más allá de tomarse las aceras con las patrullas, nadie ve a los efectivos por el lugar.
 
Además, el módulo de Polisucre en la calle 1 tiene a los funcionarios sin patrullas, y la moto asignada a la zona está dañada. Esta situación ha llevado a que en emergencias los vecinos han tenido que ir en sus carros a buscar al policía al módulo y luego regresarlo.
 
Mientras los residentes esperan a que se asignen más recursos a la Policía para incrementar la seguridad, Gibss explica que ellos han entrado en comunicación con el Consejo Comunal que tiene un proyecto para instalar un sistema de circuito cerrado, aunque desde hace meses que no hay respuesta de esta iniciativa. Otro de los temas que la comunidad está por implementar en unas dos semanas es la instalación de reductores de velocidad en la calle 1, porque cada semana ocurren allí al menos tres arrollamientos.
 
Pero muchos han decidido hacer las cosas por sí mismos. Dos semanas atrás en la calle 13 dos sujetos se apostaron en un pequeño puente sin alumbrado a la caza de víctimas. Mientras algunos vecinos llamaban a la Policía, los jóvenes de la zona se armaron de bates, palos y martillos y fueron al encuentro de los sujetos.
 
Esta vez los hombres no estaban armados así que fueron golpeados por los muchachos que, antes que quedarse con la duda de si llegaría la Policía, optaron por resolver ellos mismos su problema de inseguridad.
 







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