Y usted, ¿cómo lo ve?
Por Venezuela Real - 10 de Noviembre, 2008, 9:48, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
ILDEMARO TORRES
El Nacional 10 de noviembre de 2008 E ntre los llamados recursos de amparo, interpelaciones, antejuicios de mérito y otras expresiones del habla jurídica, el TSJ le cerró el paso a un planteamiento referido a la incapacidad del Presidente para ejercer sus funciones de gobierno. Actuando como si se tratase de un asunto puramente judicial y nada clínico, el TSJ dictaminó que el comandante sí es apto para dicho ejercicio. En efecto, una brevísima nota de prensa en página interior nos informaba a final de octubre que "el TSJ desestimó por segunda vez un recurso que pretendía que se declarara la incapacidad mental del presidente Hugo Chávez"; que tal apelación la introdujo dos años atrás el abogado Gerardo Guzmán, y que el tribunal le impuso pagar 200 unidades tributarias "por el uso de términos irrespetuosos y denigrantes hacia Chávez". Ya en un vergonzoso comunicado oficial que antes he comentado, se les advertía en tono amenazante a los médicos que debían abstenerse de emitir comentarios que pusieran en tela de juicio la normalidad psíquica del Presidente; y asimismo se anunciaban castigos contra los medios que, según los funcionarios, irrespetaran "la majestad del Estado y de nuestro Presidente". Pero por mucho que sea el empeño de los magistrados en halagar al señor Presidente y complacerlo, no es a un Tribunal Supremo de Justicia como instancia ni a los abogados que lo integran, a quienes corresponde opinar y mucho menos decidir acerca del estado de salud del Presidente y su capacidad orgánica y psíquica para conducir el destino del país. Convalidar dicho pronunciamiento sería como acudir a la Federación Médica Venezolana para que los galenos de experiencia clínica resolvieran lo referente a la rotación de los cultivos, la distribución y uso de los fertilizantes, y otros problemas del agro; o para que analizaran expedientes delictivos y establecieran jurisprudencia en materia criminalística. Hoy es general la alarma popular ante el anómalo comportamiento presidencial, en nada correspondiente a lo que es dable esperar de un jefe de Estado que sea consciente de sus responsabilidades y de su papel histórico; que sea capaz de entender que es un gobernante al frente de una nación concebida como un todo integrado, y no un hombre de formación elemental, jefe de un partido destartalado y bastión de ignorancia, y de un estratega inteligente que esté en condiciones de proyectar dignamente el país hacia el mundo, en vez de hacer del mismo un grotesco hazmerreír dentro de la comunidad de naciones, o hacer que a causa de una desacertada política de agresividad y desplantes internacionales sea percibido como potencial enemigo. En ocasión anterior me permití plantear, como médico y como ciudadano, la urgencia de que una evaluación personal suya tuviera lugar; e insistí en aclarar que esa proposición no significa mofarse de él, ni descalificarlo, ni estar tramando una conspiración, sino que expresa una genuina preocupación y se da en uso del derecho de exigir una respuesta clarificadora al respecto. Demandamos con serias razones que el ciudadano Presidente de la República, como dije entonces, "sea sometido a una experticia médica, y en particular a un cuidadoso estudio psiquiátrico por un equipo profesional debidamente seleccionado y altamente calificado, para determinar si está física y mentalmente en capacidad de ejercer con solvencia las delicadas funciones ejecutivas que le han sido encomendadas por el país". |
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