No hay batalla fi nal ni naufraga la democracia
Por Venezuela Real - 23 de Noviembre, 2008, 10:37, Categoría: Política Nacional
FAUSTO MASÓ
El Nacional 23 de noviembre de 2008 "En estas elecciones la oposición evitó las campañas negativas, el chavismo las utilizó con eficacia" No se acaba el mundo esta noche. A menudo los que ganan una elección meten inmediatamente la pata, como le ocurrió a Carlos Andrés Pérez cuando lanzó sin anestesia un plan económico y provocó el 27 de febrero, o al propio Chávez, que después de ser reelecto se le esfumaron tres millones de votos por querer imponer la reforma constitucional. No hay tal batalla final, a partir de este domingo se legitimarán nuevos líderes en la oposición... y en el oficialismo: ya Chávez advierte a los futuros traidores que los matará políticamente, una baladronada. Los alcaldes o gobernadores del PSUV que recojan la basura y controlen un poquito la delincuencia pensarán con razón que han forjado una base política que depende de ellos mismos. No hay astilla más peligrosa que la del mismo palo. Hay que juntarlas éstas con las astillas de la oposición. En estas elecciones la oposición evitó las campañas negativas, el chavismo las utilizó con eficacia y hasta los últimos momentos lanzó golpes bajos. Con sublime delicadeza trataron al candidato chavista en Aragua, igual que se olvidaron de Bernal y de Barreto la mayor parte del tiempo. Ni siquiera se utilizó el caso del maletín de Antonini. Veremos en unas horas si tanta delicadeza de la oposición sirvió para algo. En América Latina, Estados Unidos, Europa, las campañas negativas deciden las elecciones. Bush, que evitó el servicio militar, acusó de cobardes a dos héroes de guerra, John Kerry y McCain. Al primero lo derrotó en una elección presidencial y al segundo le quitó la candidatura del Partido Republicano. Cuando el CNE lance esta noche su primer informe, los venezolanos no saldrán a buscar a Chávez, se irán a dormir. No naufragará nuestra precaria democracia a pesar de que hayamos votado en condiciones terriblemente desventajosas. Cada gobernador, o alcalde de la oposición electo no sólo habrá derrotado al candidato del PSUV sino también a Pdvsa, los ministerios, los institutos autónomos, porque el Gobierno sin pudor utilizó todos sus recursos en esta campaña. El verdadero peligro para la oposición, o para el gobierno, consiste en sacar las lecciones equivocadas del resultado electoral, jurar no votar más nunca en el caso de la primera o volver a creer esa estupidez de que las máquinas identifican al elector. A la primera oportunidad Chávez lanzará otro referéndum con alguna argucia legal. En ese caso no hay que salir a defender el artículo tal y tal de la Constitución, sino convencer a los propios chavistas para que voten nuevamente contra de la pretensión del Presidente de gobernar por los siglos de los siglos. La vía electoral no es un lecho de rosas. Chávez embiste sin contemplaciones, recibe sus trancazos. Se equivocan esos chavólogos que interpretan gestos suyos como confesión de derrota. Ayer prometió freír cabezas en aceite, atacó a los obispos; esta vez llenó de improperios a los candidatos de oposición con posibilidades de triunfar. Como sea, la oposición avanzará este domingo, aunque le faltará camino por recorrer: reconocer que necesita un líder, una propuesta clara, evitar la trampa de la polarización, pelear en el centro del ring. Si Chávez no se lo echase al hombro, el PSUV desaparecería, como le ocurrió a Convergencia después que Caldera abandonó Miraflores. En cambio, los votos de la oposición siguen una tradición cívica que nunca le temió a los fusiles. |
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